La micropigmentación de la areola y el pezón constituye el punto final de la reconstrucción mamaria tras una mastectomía por cáncer de mama. Como tal, es un procedimiento incluido en la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud Español, como ejemplo, si bien muchas veces no se realiza por desinformación o por falta de personal especializado.
Recordemos que la reconstrucción mamaria puede realizarse con tejidos autólogos o con expansor/prótesis. Este proceso comprende, habitualmente, cuatro fases. En el caso de la reconstrucción con expansor/prótesis, se coloca a la paciente un expansor, que, transcurridos unos tres meses, se sustituye por una prótesis mamaria en una segunda intervención, realizándose, además, la simetrización de las mamas mediante procedimientos de elevación, reducción o aumento.
En esta segunda fase no se reconstruye aún el pezón, pues, como explica la Dra. Ana Jiménez, secretaria general de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE) y especialista del Servicio de Cirugía Plástica del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, “es conveniente dejar pasar un tiempo para que las mamas caigan de forma natural y se estabilice el resultado”.
Es en la tercera intervención, en torno a los seis meses desde la primera, cuando el cirujano plástico reconstruye el pezón de la paciente, utilizando tejido de la propia mama con anestesia local. Desde ese momento, deberán transcurrir otros tres meses para proceder a la micropigmentación de la zona.
La micropigmentación de areola y pezón consiste en un tatuaje que, a diferencia de los habituales, se hace en la piel a menor profundidad y usando una pomada anestésica. En él, se emplean tonos marrones y rojizos que imitan el color de las areolas y buscan un resultado armónico con la piel de la paciente.
Pasado un año desde la micropigmentación, es frecuente volver a citar a la paciente por el posible aclaramiento del dibujo y la necesidad de un retoque. En cualquier caso, “es el cirujano plástico quien debe valorar si esta técnica está aconsejada o no en la paciente, realizando una prueba para prevenir posibles alergias a los pigmentos”.
A pesar de la alta incidencia del cáncer de mama entre la población femenina - unos 25.000 casos nuevos diagnosticados cada año-, se estima que sólo al 30%-40% de las pacientes sometidas a una mastectomía se les reconstruyen las mamas y que, de ellas, sólo al 30%-40% se les practica la micropigmentación de areola y pezón.
Por ello, a sus recomendaciones habituales sobre la reconstrucción mamaria (que, si está clínicamente indicada, se priorice la reconstrucción inmediata y que sea realizada preferentemente por cirujanos plásticos), la SECPRE suma otra: que la micropigmentación debería tener lugar siempre en los Servicios de Cirugía Plástica, sea porque cuenten con unidades de Micropigmentación o porque deriven a las pacientes, en caso contrario, a centros en los que sí existan.